Problemas con las tuberías del saneamiento, ¿cómo actuar?
Las tuberías del saneamiento pueden presentar en muchas ocasiones, deterioros que dan lugar a que el transporte hidráulico se vea disminuido.
Factores como los materiales de la tubería, fallos en la instalación, corrosión, deficiencias de las válvulas, aumento de la presión y las propias inclemencias climáticas pueden llevar a que la eficiencia de la tubería disminuya y en el peor de los casos se produzcan fisuras.
Sea cual sea el caso, resulta muy importante actuar con rapidez antes de que los daños sean mayores, ya que dependiendo del tipo de daño se deberá optar por un determinado tipo de reparación.
¿Cómo evaluar la seriedad de la avería?
Para evaluar la seriedad de los daños en una tubería, es necesario determinar qué defecto presenta.
Por un lado, se pueden encontrar defectos que afecten de manera parcial o total a la capacidad hidráulica de la tubería, como podrían ser corrosión interna, aumento en la rugosidad del material, disminución de su diámetro e incluso filtraciones. Estos casos suelen ser los más comunes en los hogares y requieren de una rehabilitación.
Por otro lado, se pueden encontrar directamente roturas que se suelen clasificar como avería neta o “tronchado”, picadura, fisura o reventón. De ocurrir esto, se deberá proceder a la reparación inmediata de la tubería. El tipo de reparación dependerá del tipo de material de la tubería y del diámetro exterior del tubo. Además, en función de la extensión del daño se determinará si la reparación va con o sin corte de la tubería.
A pesar de esto último, las roturas no suelen ser lo más común a nivel doméstico y en caso de que puedan darse se suelen detectar previamente como fisuras, por lo que con una adecuada rehabilitación puede prevenirse que se den problemas más graves.
¿En qué consiste la rehabilitación?
La rehabilitación de tuberías busca restaurar la capacidad hidráulica de tuberías que se han visto afectadas por algunas de las cuestiones enumeradas anteriormente. Su fin último en todo caso es el de ampliar la vida útil de la tubería y evitar que se llegue a averías mayores que requieran cortes de agua y reparaciones costosas.
Para llevar a cabo rehabilitaciones de tuberías existen distintos métodos, entre los que destacan la rehabilitación con reapertura de zanja y la rehabilitación sin apertura de zanja. En ambos casos es necesaria la intervención de poceros experimentados.
¿Qué método de rehabilitación escoger?
Aunque la rehabilitación con zanja es la tradicional, hoy en día se está optando por la rehabilitación sin zanja, ya que el resultado es más efectivo, pero sin la necesidad de recurrir a obras y los costes derivados de las mismas.
Las tecnologías actuales de rehabilitación sin zanja cuentan con maquinaria especializada y materiales que recubren de forma efectiva las paredes internas de las tuberías dañadas. Con esto, es posible solucionar los problemas de filtraciones y disminución de volumen hidráulico.
Existen empresas de poceros especializadas en la rehabilitación de tuberías sin zanja, como es el caso de esta empresa, de modo que recurrir a este tipo de servicios es muy sencillo.
¿Cuáles son las ventajas de la rehabilitación sin zanja?
Si bien el ahorro monetario es un hecho, es importante valorar que la rehabilitación sin zanja contribuye a la prevención de riesgos, al no existir el peligro de zanjas abiertas. Además, al no emplearse material de obra pesado, se minimiza la generación de emisiones y residuos, lo que contribuye al cuidado del medio, un tema que hoy en día resulta muy importante.
Por si fuera poco, la rehabilitación sin zanja lleva implícito un proceso claramente definido, sin lugar a errores o imprevistos. Se comienza detectando la zona a rehabilitar, se continúa limpiando el interior del tramo de tubería y finalmente se coloca el revestimiento.
Además, el material utilizado en la rehabilitación es de calidad muy superior a cualquier material comercializado actualmente, por lo que la vida útil de la tubería se estima entre 50 y 70 años. Es decir, casi toda una vida.