Es normal que los hábitos y las rutinas se resientan, perjudicando que tus hijos duerman en verano con la llegada de las vacaciones, el calor y el cambio de horarios.
El hecho de anochecer tan tarde tampoco ayuda. Es importante, pese a todo, conservar una rutina que ayuda a los niños a descansar lo suficiente. Si eres de las que a su peque le cuesta irse a dormir, toma nota de los siguientes consejos.
Con la llegada del calor, las vacaciones y la emoción que supone para los más pequeños las actividades que solemos realizar en esta época del año, el momento de irse a dormir puede ser complicado.
Sueño de los niños en verano
Para ser estrictos, la Asociación Española de Pediatría, recomienda que los niños descansen un mínimo de 10 horas diarias.
Lo cierto es que, durante el curso, es más sencillo mantener todos estos consejos y acostar a los niños temprano. Pero cuando llegan las vacaciones, toso se vuelve más difícil.
El aumento en las horas de parque, de juegos al aire libre y de sol retrasa en muchas ocasiones la hora de cenar y, también la hora de irse a dormir.
Qué hacer para mantener el sueño de los niños en verano
El calor y lo tarde que anochece, son los principales factores que rompen la rutina de los peques. Aún así, los padres podemos intentar favorecer unas rutinas de sueño siguiendo unas pautas muy sencillas.
Ejercicio físico.
En las horas de menos sol, es importante que puedan jugar en el parque o salir a pasear. Para las horas, quizás, con temperaturas más altas, lo ideal es gastar energía en la piscina o practicar algún deporte.
Las actividades al aire libre favorecen la concentración, mejoran la salud vascular y respiratoria. Además, es el método perfecto para relajar a los niños y, así, inducirles al sueño nocturno.
Darles un baño
Este método es perfecto para terminar de relajarlos por completo. Es importante realizarlo al acabar el día ya que, generalmente, esta rutina tiene un impacto muy positivo en la calidad del sueño.
Cenar bien pero ligero
No se trata de cantidad, sino de calidad.
Es importante que coman de forma nutritiva, ligera y no intentar llevarlos a cama con el estómago súper lleno. Hacerlo, implicaría una calidad muy mala del sueño.
Habitación y cama cómoda
Emplear colchones y sábanas de tejidos transpirables y suaves, ayudan a regular la temperatura y evitan el sudor.
Bajar las persianas ayuda a que se duerman antes y a que no se despierten demasiado pronto.
Temperaturas adecuadas
Para propiciar un sueño reparador y sano, la habitación de los peques deben encontrarse a una temperatura entre los 20 y 22º de media.
Evitar el uso de tecnología a la hora de dormir
Son fuente de calor, por lo tanto, en verano, son todavía más incómodos. Y sigue siendo recomendable evitar su uso momentos antes de irse a dormir.
Eso sí, las siestas de los niños mayores de tres años no deben superar las dos horas ni se deben hacer demasiado tarde.
Aplicar estas rutinas en verano y mantenerlas también durante el curso es muy importante. Sobre todo, porque la vuelta al cole en septiembre será mucho más llevadera y se acostumbrarán antes a ella.