La infidelidad es un terreno escabroso. Anotad todo lo que debéis saber sobre ella para tener una vida más feliz en pareja.
¿La infidelidad es el fin de una relación? ¿Duele más un romance emocional que uno físico? ¿Quiénes son más infieles? Estos y otros interrogantes tienen respuesta a la luz de la ciencia.
Esto es lo que tú y tu pareja deberíais saber sobre este comportamiento.
Las personas dependientes tienen mayor riesgo
Existe una relación entre el ingreso económico y la infidelidad y es así: mientras más dinero gane un hombres frente a una mujer, menos probabilidades tienen de ser infieles.
Pero ese efecto solo es temporal. Cuando ellos reciben sueldos que hacen el 70% de los ingresos familiares, las probabilidades de buscar una amante se dispara.
Así lo halló un estudio hecho en 2015 con 2.900 personas entre 18 y 32 años. En el estudio publicado en la revista American Sociological Review, los expertos observaron que los hombres dependientes económicamente de su esposa tienen más riesgo de ser infieles.
El trabajo encontró que esta relación era más fuerte entre hombres que en mujeres. Es decir, el 15% de ellos, mantenidos financieramente por su pareja, tenían este comportamiento frente al 5% de las mujeres que eran dependientes económicamente de sus maridos.
Las mujeres quieren amor, pero los hombres sexo
Siempre se ha creído que, en un affaire, las mujeres buscan amor mientras que los hombres quieren pasión. Pero, ¿cómo reaccionan las parejas frente a ese tipo de situación? Eso lo respondió un estudio de 2013 publicado en la revista Evolutionary Psychology.
El trabajo afirma que la mayoría de hombres se siente mucho peor cuando su pareja tiene relaciones sexuales con ese otro que cuando se enamoran del sujeto. Es decir, la infidelidad física es más grave para ellos que la emocional.
Las mujeres es al contrario, se sienten peor cuando ellos se enamoran de su amante.
La infidelidad está en los genes
Una de las grandes preguntas de los infieles es saber si se llega a ese comportamiento por una condición hereditaria o un perfil genético. La evidencia cada vez más apunta a que hay ciertas personas que según su genética tienden a ser más infieles que otros.
Quienes hicieron el hallazgo fueron científicos de la Universidad de Queensland. En el trabajo, publicado en Evolution and Human Behavior. se pudo observar que la genética fue culpable de 40% de la infidelidad de las mujeres y de 62% de la de los hombres.
Psicólogos señalan que la genética no implica que este tipo de comportamientos no se pueda controlar.
Infidelidad una vez, infidelidad siempre
Un estudio publicado en 2017 en la revista Archives of Sexual Behavior analizó a 500 adultos para saber sobre su infidelidad y cuánto conocían a su pareja en cuanto a estos temas de amor y fidelidad.
El estudio corroboró que, si una persona es infiel una vez, tiene mayor probabilidad de volver a serlo de segundas.
Esto no sucede entre parejas que nunca han sido infieles. Resultó curioso el hecho de que, quienes dijeron que su pareja les había sido infiel, fueron más propensos a decir que su segundo también les había sido infiel.
La infidelidad no es el final
Aunque no se han hecho estudios al respecto, cada vez más psicólogos y terapistas de parejas consideran que una infidelidad no es el fin de la relación sino una oportunidad para mejorarla.
Muchos matrimonios sobreviven a una infidelidad. Para eso se necesita un esfuerzo conjunto.
Algunas reglas de oro para lograrlo son que el infiel sienta arrepentimiento y deseo de cambiar su vida; que la persona afectada tenga garantías de que no se va a repetir, además de no hacer preguntas sobre la relación de infidelidad que su pareja tenía.