Hornear con las altas temperaturas puede convertirse en algo insoportable. Por eso recopilamos los mejores consejos para poder cocinar sin morirnos durante la ola de calor.
Hace calor y lo que menos apetece es meternos en la cocina a encender el fuego o a calentar el horno, pues el calor en la estancia aumenta considerablemente.
A veces no queda más remedio que hornear y por eso, no es la primera vez que necesitamos una ducha después de cocinar y antes de sentarnos a la mesa.
Para evitar esta situación, existen tres opciones muy fáciles. Pedir comida a domicilio, comer fuera o pedirle a alguien que cocine por nosotros. No todas son viables todos los días, sobre todo a nivel económico.
Anota todo lo que necesitas saber para hornear sin sufrir un golpe de calor.
Cómo hornear con las altas temperaturas
Si nos atrevemos a encender el horno para preparar diferentes postres o aperitivos, como galletas, bizcochos, pasteles o panes, seremos unos valientes.
- La mantequilla se ablanda más rápido. Esto puede ser una ventaja, ya que muchas recetas piden trabajar con mantequilla a temperatura ambiente. Sácala unos minutos antes de la nevera y podrás emplearla más cómodamente.
- Las coberturas de pasteles, tales como cremas de chocolate, merengues o nata montada, se pueden estropear si hace demasiado calor. Mejor dedica las horas más frescas del día para estas tareas.
- Las masas para el pan que requieren trabajar con levaduras naturales podrás emplearlas más fácilmente que durante los meses fríos. Lo ideal es reducir la cantidad de levadura, o ralentizar el levado dejando las masas en lugares más frescos, incluso en la nevera.
- Las galletas deben hacerse y hornearse con rapidez. Manipúlalas lo menos posible e introducirlas en el horno cuanto antes, para que no pierdan su forma o textura.
Reacción de los alimentos con las olas de calor
Las altas temperaturas y la elevada humedad provocan que algunos alimentos reaccionen de maneras diferentes al resto del año, especialmente en las zonas más cálidas, y más durante las olas de calor.
Los vegetales, frutas y verdura, maduran mucho antes que durante las épocas más frías del año. Por eso, debes guardarlos en la nevera para ralentizar el proceso, aunque esto afecte al sabor de los productos.
Lo mejor es adquirir la fruta y la verdura en cantidades pequeñas que vayamos a consumir, y guardarlas en lugares frescos y aireados, evitando la luz directa.
Aunque pensemos que no, el calor también afecta a los productos que refrigeramos habitualmente. Los lácteos, por ejemplo, pueden echarse a perder antes de tiempo si nos descuidamos, sobre todo, si está situada en la puerta de la nevera.
Es aconsejable abrir y cerrar la puerta de la nevera el menor número de veces posible para evitar el choque de temperatura con el exterior.
